La artritis psoriásica, enfermedad que afecta hoy en día a un tercio de los pacientes con psoriasis -entre un 2-3% de la población general padece psorisiasis-, es una enfermedad autoinmune con diferentes dominios o afecciones clínicas que incluyen enfermedad cutánea, ungueal, artritis axial y periférica, entesis (unión del tendón al hueso), dactilitis, afectación psicológica y otras comorbilidades. Cubrir la mayoría de estos dominios por un mismo fármaco es crucial para la calidad de vida del paciente, según las últimas recomendaciones y guías GRAPPA (Group for Research and assessment of psoriasis and psoriatic arthritis).

En este sentido, los reumatólogos que se han dado cita en el Simposio Satélite Artritis Psoriásica Vía IL12/23: de la teoría a la práctica, en el marco del Proyecto Innovara, celebrado recientemente en Barcelona, han destacado el papel de ustekinumab, primer fármaco biológico inhibidor de la vía IL23.

Para el Dr. Santiago Muñoz, jefe de Reumatología del Hospital Universitario Infanta Sofía, los datos clínicos con este fármaco justifican el posicionamiento en las guías GRAPPA: “Se deberían cubrir la mayoría de dominios de la artritis psoriásica con un único tratamiento, ya que, aunque parece que hay recomendaciones separadas dependiendo del dominio afectado, no se debe tratar al paciente de forma desagregada. En esta línea, contamos con la ventaja de ustekinumab, que muestra beneficio en prácticamente todos los dominios de la enfermedad, y con el que podemos cubrir, con gran comodidad, la mayoría de expectativas que tenemos pendientes de solucionar con los pacientes, lo que le aproxima a una vida normal sin tener que ocultar su piel y pudiendo moverse mejor sin dolor”.

Ustekinumab, comercializado por Janssen como STELARA®, es un anticuerpo monoclonal humano que inhibe la acción de las interleucinas IL12 e IL23. Está aprobado, entre otras indicaciones, en monoterapia o en combinación con metotrexato para el tratamiento de la artritis psoriásica activa en pacientes adultos que han presentado una respuesta insuficiente al tratamiento previo con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) no biológicos.

Este fármaco se recomienda en las Guías GRAPPA en psoriasis, dactilitis y artritis periférica tras respuesta inadecuada a FAMEs, considerando su uso en primera línea de biológico en función de la gravedad del paciente; como tratamiento de primera línea en entesistis y psoriasis ungueal; y en componente axial como primera línea y recomendación condicional.”

Experiencia clínica amplia

La experiencia con este fármaco es amplia, ya que, aunque ha sido recientemente aprobado para tratar la artritis psoriásica, lleva años aplicándose para el tratamiento de la psoriasis. “Algunos reumatólogos ya tenemos una experiencia más dilatada con ustekinumab, gracias a que hemos colaborado con los dermatólogos en las unidades multidisciplinares de tratamiento de la enfermedad psoriásica. Y, hemos podido comprobar que el fármaco es eficaz en todos de dominios de la enfermedad, especialmente en aquellos pacientes en fases precoces de la misma y que no han recibido otras terapias biológicas”, indica el Dr. Jesús Rodríguez, reumatólogo en el Hospital de Bellvitge.

Para el Dr. Muñoz, la experiencia de ustekinumab en el Hospital Infanta Sofía es francamente satisfactoria: “En la piel, su potencia ha quedado patente desde hace años. Esta fue la vía principal de acceso al fármaco de los pacientes. Aquellos a los que se les ha pautado ustekinumab han mejorado también su artritis. En los pacientes tratados no hemos observado, hasta la fecha, la aparición de entesitis ni dactilitis”.

Asimismo, el Dr. Rodríguez aseguró que “un alto porcentaje de pacientes vienen de fallo terapéutico cutáneo a anti-TNF y, al introducir ustekinumab, la piel mejora de forma importante y la enfermedad articular se mantiene en remisión o también mejora”.

Uso precoz del tratamiento

El uso precoz de este fármaco también es primordial. La aparición de una nueva diana terapéutica como el bloqueo del eje citoquinas IL23/Th17 ha supuesto un paso adelante muy importante en el tratamiento de la artritis psoriásica. “Uno de los fármacos actuales que bloquea esa vía es ustekinumab, medicamento biológico con el que mayor experiencia de uso existe, con un perfil de eficacia y seguridad en la piel muy bueno. Y podemos decir que su uso temprano es importante en aquellos pacientes con una alta actividad inflamatoria, ya que está comprobado que el daño estructural en las articulaciones empieza a aparecer en etapas tempranas de la enfermedad y la discapacidad física que produce es irreversible”, explica el Dr. Rodríguez.

La inflamación de la entesis es uno de los primeros acontecimientos en la artritis psoriásica. Según el Dr. Muñoz, “se ha demostrado experimentalmente que el bloqueo IL23 impide el desarrollo de la inflamación de la entesis. Asimismo, también se ha demostrado que existen este tipo de células innatas en la entesis que responderían a IL23, por lo que es de esperar que el bloqueo precoz de IL 23, aparte de impedir la inflamación, resulte en un retraso en la osificación y, por ello, impida la anquilosis de los pacientes con artritis psoriásica”.


Fuente: Berbés Asociados