Un equipo de investigadores españoles, del Hospital Clínico San Carlos, ha presentado un estudio reconocido como Best Poster Presentation en el área de enfermedad cardiaca valvular en el Congreso Europeo de Cardiología (ESC Congress 2016) que se está celebrando estos días en Roma. En concreto, este trabajo reclama por primera vez un cambio en las guías de práctica clínica, dirigido a mejorar el manejo de la insuficiencia tricúspide, la “gran olvidada” dentro de la enfermedades de las válvulas cardiacas, como comenta la Dra. Patricia Mahía, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), cardióloga del Hospital Clínico San Carlos y primera firmante del artículo.

La válvula tricúspide es la que conecta la aurícula derecha con el ventrículo derecho, y siempre se ha considerado que su afectación tiene una repercusión menor que la de las válvulas aórtica o mitral. Sin embargo, como señala la Dra. Mahía, “más de un tercio de los pacientes que sometemos a cirugía de la válvula mitral y aórtica desarrollarán insuficiencia tricúspide severa en el seguimiento. Esto tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente, que tiene que ser operado de nuevo, con el consiguiente aumento de la morbilidad y mortalidad a largo plazo”.

Puesto que es una patología que se desarrolla después de una cirugía, para evitar que se produzca se debería intervenir la válvula tricúspide en mayor medida de lo que se hace actualmente, de forma simultánea a la operación de las otras válvulas (mitral o aórtica). “Si no se interviene la válvula tricúspide en el momento de la cirugía primaria de la válvula mitral, puede ocurrir este problema, pero en la actualidad los criterios que recogen las guías para intervenir la tricúspide son muy estrictos y no están bien definidos, por eso consideramos que se deberían modificar los puntos de corte”, añade la experta.

Las guías de manejo clínico de las válvulas tricúspide recomiendan operar cuando el anillo de la válvula presenta un diámetro de 40mm, y lo que propone este nuevo estudio es intervenir antes, a partir de los 35mm.

En el trabajo se ha evaluado la idoneidad de los criterios actuales en una cohorte de 109 pacientes con patología valvular reumática e insuficiencia tricúspide funcional. Con el punto de corte de 40mm de dilatación del anillo, solo el 2% de los pacientes del estudio serían seleccionados para cirugía simultánea de la válvula tricúspide. Sin embargo, atendiendo a la recomendación de bajar el punto de corte a 35mm, un 53% de los casos habría sido sometido a intervención.

“En nuestro estudio hemos comprobado que en nuestro entorno los puntos de corte no se ajustan a la realidad, y subestiman la gravedad de la dilatación del anillo tricúspide. Si aplicamos un criterio de 40mm, estamos dejando de operar a pacientes que van a evolucionar peor en el seguimiento, dejando sin tratamiento a pacientes que desarrollarán esa patología. Aunque aún faltan nuevos estudios que aporten más evidencia sobre esta cuestión, proponemos actuar antes, cuando el anillo tricúspide no esté tan dañado”, puntualiza la Dra. Mahia.


Fuente: Apple Tree Communications