Los datos de los registros nacionales e internacionales con información de miles de pacientes tratados con ustekinumab en la práctica clínica real, confirman los resultados observados. Estos muestran la mayor persistencia de ustekinumab frente a los anti-TNF en el tratamiento a largo plazo de la psoriasis, con un  perfil favorable de seguridad y con la comodidad de cuatro inyecciones al año.  Es importante considerar el impacto negativo que produce la discontinuación de un  tratamiento condicionando la calidad de vida de los pacientes, que deben  enfrentarse de nuevo a la enfermedad.

El éxito de un tratamiento para la psoriasis -enfermedad que afecta a un 2-3% de la población general- se define por su efectividad a largo plazo, es decir, por el aclaramiento mantenido de la piel así como por un buen perfil de seguridad que impacte positivamente sobre la calidad de vida del paciente. En este sentido, “se ha observado que en todos los registros que incluyen ustekinumab se ha demostrado la superioridad de este biológico en términos de persistencia”, ha explicado el Dr. Lluis Puig, director del Servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Universitat Autònoma de Barcelona, en el marco del 8º Simposio Nacional de Psoriasis Innovara: Un encuentro, múltiples perspectivas, celebrado en Bilbao con la colaboración de Janssen.

Los nuevos fármacos biológicos para la psoriasis, en opinión de este experto, están consiguiendo mejorar los resultados, de aclaramiento casi completo o completo, con una baja inmunogenicidad y una buena tolerancia y seguridad: “Esto redunda en una mayor disminución del impacto de la psoriasis sobre la calidad de vida del paciente”.

El PASI absoluto (cuyas siglas proceden del término anglosajón Psoriasis Area and Severity Index -índice de gravedad y área de la psoriasis-) proporciona una medida de la consecución del objetivo terapéutico o la necesidad de una intervención, con independencia de la situación basal del paciente. Este indicador, explica el Dr. Puig, es especialmente útil en la evaluación de la efectividad del tratamiento mantenido a largo plazo y también es considerada como la medida más próxima a la práctica clínica real a la hora de evaluar y definir el éxito del tratamiento en los pacientes con psoriasis.

“En ocasiones, las expectativas del paciente tienen un sustrato psicológico o están relacionadas con aspectos como la información o el control de la enfermedad, mientras que el dermatólogo valora preferentemente la profundidad y mantenimiento de la respuesta”, señala el Dr. Puig.

Respecto a los datos de seguridad a largo plazo de los tratamientos biológicos, incluyendo ustekinumab, según el Dr. Puig “reafirman el papel de los biológicos como el tratamiento más efectivo y seguro de la psoriasis moderada-grave, como se demuestra en los registros”. Y es que, “aunque cada vez resultará más difícil superar los resultados en cuanto a aclaramiento, se necesita disponer de fármacos que permitan mantener la respuesta a largo plazo, incluso en tratamientos intermitentes”.

Otro objetivo necesario en el tratamiento de la psoriasis pasa, en opinión de este experto, por “identificar los mejores tratamientos para los pacientes con fallo primario, e identificar mediante marcadores biológicos o genéticos a aquellos pacientes más susceptibles de beneficiarse de intervenciones terapéuticas precoces que permitan modificar el curso de la enfermedad, o evitar las recaídas incluso en ausencia de tratamiento”.

Asimismo, es crucial mejorar la equidad en el acceso a los mejores tratamientos para todos los pacientes que lo necesiten “Las Unidades de atención integral al paciente con psoriasis deberían ser dotadas de recursos en base a su excelencia”.

Colaboración multidisciplinar

Cada vez son más las evidencias que señalan que la psoriasis es la manifestación en la piel de una enfermedad sistémica. Por eso, cada vez más se contempla desde varias perspectivas como una enfermedad compleja con comorbilidades metabólicas, cardiovasculares, etc. Las más frecuentes se relacionan con el síndrome metabólico y el riesgo cardiovascular: obesidad, diabetes, hipertensión, dislipemia, hígado graso, apnea del sueño, nefropatía, así como la artritis psoriásica y los trastornos psicológicos

Para conseguir un manejo integral de estos pacientes, el Dr. Puig subraya que es necesario optimizar los flujos de referencia y establecer unidades de abordaje multidisciplinar para aquellos pacientes con formas moderadas-graves de la enfermedad.

Por eso, según este experto, “es necesario integrar la experiencia de diversos especialistas: dermatólogo, reumatólogo, psicólogo, médico de familia, internista-cardiólogo, digestólogo, endocrinólogo, dietista, infectólogo…”.

Además, continúa: “El conocimiento de los mecanismos comunes de las enfermedades inflamatorias mediadas inmunológicamente ha puesto de manifiesto la necesidad de una interrelación profunda entre diversas especialidades, en particular, reumatología, dermatología y gastroenterología”.

Ustekinumab actúa inhibiendo la actividad de las interleuquinas IL-12 e IL-23, impidiendo su unión a los linfocitos T del organismo y por tanto modulando la activación del sistema inmunitario. Este mecanismo de acción ha demostrado también su eficacia y seguridad en otras patologías tales como la artritis psoriásica o la enfermedad de Crohn.


 

Fuente: Berbés Asociados