Desde que en 1961 se utilizara por primera vez el láser con fines médicos -en aquel año se utilizó un láser de rubí en el Hospital Presbiteriano de Nueva York en una intervención oftalmológica- son muchos los avances producidos en este campo y, de la mano, se han multiplicado sus aplicaciones. Así se constatará estos días en la XXXI Reunión del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET), que tendrá lugar en el Palacio de Exposiciones y Congresos de León del 14 al 16 de noviembre, donde se presentarán las novedades en la tecnología láser que permite tratar problemas como manchas en la piel, cicatrices o lesiones víricas.  

Láser fraccionado (ablativo y no ablativo), láser pigmentario, láser vascular… Existen en el mercado diferentes tipos de láseres lo que permite un gran abanico de indicaciones clínicas y que cada vez sean más las personas que se benefician de esta tecnología terapéutica. “Si hace unos años, las personas con fototipos de piel altos –pieles más oscuras- tenían prácticamente vetados este tipo de tratamientos por su riesgo de efectos colaterales, eso ahora ha cambiado radicalmente gracias a la aparición de nuevos dispositivos como el láser pigmentario de picosegundos”, explica el Dr. José Manuel Miralles.

Uno de los efectos de la inflamación cutánea es la activación del melanocito, lo que puede provocar un aumento de pigmentación conocido como pigmentación postinflamatoria. Como consecuencia del efecto térmico o de calor por la acción de algunos láseres, puede producirse una pigmentación postinflamatoria, cosa poco frecuente en las pieles claras. Sin embargo, en las oscuras, al tener unos melanocitos más activos, la conversión de calor a pigmento es mayor, por lo que el riesgo de hiperpigmentación al tratar unas cicatrices de acné, por ejemplo, resulta mucho más elevado. “Con los láseres pigmentarios, y muy especialmente con el láser de picosegundos, al tener un mayor efecto fotoacústico y menos acción térmica, se va a reducir el riesgo de hiperpigmentación, eso le hace más seguro para el tratamiento de pieles oscuras, el idóneo para una sociedad multirracial”, aclara este dermatólogo, ponente en esta reunión del GEDET sobre láseres pigmentarios. 

De esta manera, se abre el abanico de posibilidades terapéuticas que pasan por el manejo de procesos pigmentarios como la pigmentación por hemosiderina generada por degradación de la hemoglobina y que puede aparecer tras una púrpura. “Hay que tener en cuenta que cualquier cuadro que curse con inflamación puede tener un efecto de pigmentación posterior, dermatosis como el liquen plano, acné, pero también un traumatismo. Antes las manchas o pigmentaciones en pieles oscuras nos veíamos limitados a tratarlas con despigmentantes, tópicos o en peeling, pero ahora se añade el láser al arsenal terapéutico de forma más eficaz y segura”, apunta el Dr. Miralles.

El uso del láser no se limita al tratamiento de las lesiones de la piel, sino que va más allá y se muestra como una herramienta más en el rejuvenecimiento facial. “Actualmente, podemos combinar el láser fraccionado ablativo y el no ablativo para disminuir las arrugas y aumentar la calidad de la piel, para reducir las estrías, como complemento del tratamiento habitual en el melasma, o para la alopecia areata, como presentará una compañera en este congreso”, apunta el Dr. Antonio Clemente Ruíz de Almirón, que será uno de los ponentes de esta reunión.

Este especialista recuerda que este tipo de láser surge como evolución del láser de CO2 normal no fraccionado. La aparición de los láseres fraccionados permite al especialista elegir el porcentaje de piel a tratar, por debajo del 100%, de forma que quedan áreas de piel sana alrededor de la zona quemada para que la recuperación sea mucho más rápida y segura.

El mecanismo de acción de esta tecnología consiste en provocar un daño que, es en forma de quemadura en el láser ablativo y mediante depósito de calor en el láser no ablativo, que da lugar a la formación y remodelación de nuevo colágeno. “Con el láser empujamos a la piel a activar un mecanismo de regeneración y reparación que da lugar a una piel más firme y de mejor calidad, que presenta un aspecto más joven y renovado”, explica el Dr. Clemente Ruíz de Almirón.

Otro tipo de láseres, los vasculares, emiten calor que, al absorberse por la hemoglobina de los vasos sanguíneos lesionados, los coagula y facilita su eliminación.

“El dermatólogo tiene la oportunidad de tratar lesiones vasculares y otras patologías que responden como algunos tipos de verrugas víricas o molluscum. Es un campo muy interesante en el que podemos tratar malformaciones capilares, telangectasias, malformaciones venosas y linfáticas, rosáceas… Debido a la multitud de usos y la peculiaridad de cada patología, lo importante es individualizar cada caso. Esta es una técnica que requiere del conocimiento de la piel y de su respuesta frente a ciertas agresiones. El dermatólogo contiene ese conocimiento y experiencia por lo que es capaz de conocer cómo evolucionará la piel, cómo responder ante ciertos efectos no deseados y aplicar el manejo adecuado”, insiste el Dr. Pablo Boixeda, uno de los ponentes de este congreso en una sesión dedicada al láser dermatológico.  

Por último, el Dr. Miralles señala la gran evolución que ha tenido esta tecnología en los últimos años: “hemos pasado a una nueva. Como el dermatólogo sabe cómo usar la luz, conoce la piel, cómo se comporta y a dónde quiere llegar, ahora se combinan diversos equipos para lograr un resultado sinérgico y eso nos da un valor diferencial”. 

 

Fuente: Edelman