Afecciones como verrugas plantares, hongos, papilomas o grietas en los talones son los problemas más comunes en los pies durante este periodo estival. Por esta razón, es clave la elección de un calzado adecuado y seguir una serie de consejos para cuidar la salud de nuestros pies.

Tal y como explica Jairo Casal, responsable de Podoactiva, en la unidad de podología de Vithas Valencia 9 de Octubre, “uno de los problemas más frecuentes son los hongos de los pies. Los principales motivos de infección son el exceso de humedad, el calor y caminar descalzos en zonas comunes y húmedas como piscinas o vestuarios”.

Otra de las infecciones micóticas que más se trata en la consulta de podología es el pie de atleta. “Recibe este nombre porque es más frecuente en deportistas, donde se da la combinación perfecta de calor y humedad para la proliferación de hongos”, explica Jairo Casal, reconociendo que “la infección se produce generalmente por dermatofitos y es habitual en hombres deportistas, siendo la zona de aparición más común entre los dedos, pero puede expandirse por el resto de la planta del pie”.

Entre los principales síntomas se encuentra la descamación de la piel en la zona afectada, prurito y, en algunos casos, mal olor. “Es muy importante realizar un diagnóstico temprano para pautar un tratamiento adecuado lo antes posible, evitando así su propagación o contagio al resto del pie, al otro pie o a más personas. En general, el tratamiento consiste en aplicar cremas antimicóticas que controlen la infección”, apunta el responsable de Podoactiva.

Hongos en las uñas

Otra de las infecciones por hongos más frecuentes en verano es la que se produce en las uñas, conocida como onicomicosis. “Al igual que los hongos de la piel, el exceso de humedad y el calor incrementan la probabilidad de padecerlos y, en el caso de las mujeres, el uso de esmaltes de forma continuada también supone un mayor riesgo”, subraya Jairo Casal.

A diferencia de los hongos de la planta del pie, los de las uñas no generan picor ni un olor llamativo. Generalmente, el paciente acude a consulta porque observa cambios en el color o la forma de éstas. “Lo más frecuente es observar un cambio de coloración con un tono blanquecino o amarillento que suele comenzar en la parte distal de la lámina ungueal”, afirma el profesional, y añade que, si la infección continúa avanzando, las uñas empiezan a engrosarse, volviéndose más frágiles y llegando a descamarse o adoptar una forma irregular.

Para diagnosticar el problema correctamente se debe acudir al podólogo, que  realizará una inspección de la uña y, en caso necesario, podrá solicitar un cultivo para detectar el tipo de hongo y pautar el tratamiento más adecuado. “En general, consistirá en la limpieza de toda la uña afectada y la aplicación de tratamientos tópicos como lacas ungueales. En casos graves, se pautará también un tratamiento oral específico”, afirma Jairo Casal.

Como siempre, el mejor tratamiento consistirá en una buena prevención, es por ello que el especialista de Vithas recomienda:

- Mantener una buena higiene en general de los pies.

- Hacer uso de chanclas en zonas comunes como piscina, duchas, vestuarios o gimnasios.

- Mantener secos la planta y la zona interdigital.

-  Usar calcetines con materiales que permitan una buena transpiración, en caso de empaparse demasiado, cambiarlos las veces que sean necesarias.

- Evitar el uso prolongado de esmaltes, sobre todo si ya hubiese una infección en la uña.

-  El uso de polvos de talco en pacientes con hiperhidrosis puede ayudar a la prevención de los hongos.

- En caso de usar calzados cerrados, hay que asegurar que tienen una buena ventilación y dejarlos airear adecuadamente una vez los hayamos usado.

 

Fuente: Vithas