El síndrome de ovario poliquístico (SOP) no es en absoluto una enfermedad rara: aproximadamente una de cada diez mujeres en edad fértil lo padece. A pesar de esta alta prevalencia, la fisiopatología aún no se comprende completamente. Lo que sí es seguro es que las mujeres afectadas padecen una alteración del circuito de control endocrino hipotalámico-pituitario-ovárico. Clínicamente, esto se expresa en la clásica tríada de síntomas:

  • ovarios poliquísticos,
  • Trastornos del ciclo y
  • Hiperandrogenemia.

Esto último afecta especialmente a las mujeres jóvenes, ya que el alto nivel de testosterona provoca virilización con, entre otras cosas, hirsutismo, alopecia y acné o seborrea. Además, el síndrome de ovario poliquístico a menudo se asocia con obesidad y resistencia a la insulina.

Las opciones de tratamiento para el síndrome de ovario poliquístico son limitadas

Las opciones de tratamiento disponibles actualmente para el síndrome de ovario poliquístico son limitadas y se adaptan principalmente al tratamiento de síntomas específicos.

Si no hay deseo de tener hijos, la producción de andrógenos en los ovarios y la corteza suprarrenal puede reducirse mediante inhibidores de la ovulación o glucocorticoides. Los inhibidores de la ovulación que contienen acetato de ciproterona inhiben competitivamente los receptores de andrógenos y, en combinación con etinilestradiol, provocan una reducción de la secreción de LH y FSH. Los trastornos metabólicos pueden contrarrestarse al menos parcialmente con el uso no autorizado de metformina.

Artemisininas contra la resistencia a la insulina.

Actualmente no existen tratamientos establecidos para mujeres con síndrome de ovario poliquístico que desean tener hijos. Ésta es una de las razones por las que se están investigando nuevos enfoques terapéuticos para el síndrome de ovario poliquístico. Científicos chinos han encontrado ingredientes activos en la artemisa (Artemisia). Las artemisininas ya se conocen gracias a la investigación contra la malaria. Además, estudios recientes han demostrado que la artemisinina y sus derivados tienen la capacidad de aumentar el gasto energético y la sensibilidad a la insulina mediante la activación de adipocitos termogénicos, protegiendo así contra la obesidad y los trastornos metabólicos inducidos por la dieta.

Menos testosterona debido a la degradación de CYP11A1

El equipo dirigido por el Dr. Yang Liu de la Universidad Fudan en Shanghai sabe más. Utilizando enfoques in vitro e in vivo, descubrieron que la artemisinina mejora la interacción de las proteínas citocromo P450 11A1 (CYP11A1), importante para la producción de testosterona en los ovarios, y Lon peptidasa 1 (LONP1), que promueve la degradación de CYP11A1. Como resultado, la artemisinina disminuyó la producción de testosterona en el ovario. El efecto clínico también se demostró en experimentos con animales: en los modelos de roedores con síndrome de ovario poliquístico, la hiperandrogenemia disminuyó, los ciclos irregulares se normalizaron y también mejoraron la morfología de los ovarios y la fertilidad.

Estudio clínico piloto con 19 mujeres con SOP

Debido a estos buenos resultados, los investigadores chinos iniciaron un ensayo clínico piloto con 19 mujeres con síndrome de ovario poliquístico. Resultado: Durante el tratamiento con dihidroartemisinina durante 12 semanas, los ciclos menstruales y los niveles de testosterona de las mujeres también mejoraron. Además, los niveles de la hormona antimülleriana (un marcador de la reserva de óvulos) y la imagen de los ovarios en la ecografía se acercaron a la normalidad.

Se requieren estudios más amplios

Según los investigadores, sus hallazgos arrojan luz sobre una interacción previamente desconocida entre LONP1 y CYP11A1, que las artemisininas potencian para controlar la síntesis de andrógenos. Esto abre vías para el tratamiento del síndrome de ovario poliquístico dirigido a la interacción LONP1-CYP11A1. Sin embargo, los resultados del estudio piloto sólo ofrecen indicaciones sobre un nuevo enfoque terapéutico que necesita ser investigado más a fondo, especialmente en lo que respecta al espectro de efectos secundarios, la duración de la terapia y la dosis.

 

Fuente:

Yang Liu et al. (2024): Las artemisininas mejoran el síndrome de ovario poliquístico mediando la interacción LONP1-CYP11A1. Ciencia 384, eadk5382 (2024). DOI:  10.1126/ciencia.adk5382