El Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado, o más comúnmente conocido como SIBO, no es un concepto nuevo. Sin embargo, en los últimos meses, ha adquirido un mayor protagonismo entre la población, especialmente en redes sociales, donde muchos usuarios han compartido su testimonio y experiencia con este trastorno. Ahora bien, ¿sabemos realmente qué es el SIBO?

Nara Seguros, compañía de salud y vida, ha querido analizar en su blog divulgativo, en qué consiste el SIBO, cuáles son sus principales síntomas y el papel que juega la dieta en su tratamiento. Aunque no se conoce con exactitud el número de personas que padecen SIBO, porque un porcentaje importante de pacientes está todavía sin diagnosticar, se estima que un 35 % de la población general lo padece.

En condiciones normales, el intestino delgado cuenta con menos de 1.000 bacterias/ml. El SIBO se produce cuando hay un aumento de bacterias en esta parte del tubo digestivo. Uno de los síntomas más frecuentes es la distensión abdominal, aunque también se presentan otros como malestar, meteorismo o flatulencia o cambios en la consistencia de las heces con o sin diarrea.

Ahora bien, la dieta ha demostrado ser una herramienta útil para afrontar los síntomas relacionados con este trastorno. Así, para recuperar el equilibrio bacteriano intestinal, se recomienda la denominada dieta FODMAP (son las siglas o acrónimo en inglés de Oligosacáridos fermentables, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles). Esta se basa en eliminar aquellos alimentos ricos en hidratos de carbono o azúcares fermentables, entre otros. Estos alimentos pueden llegar al intestino grueso sin digerir y provocar hinchazón, gases, dolor abdominal e incluso diarrea.

Es decir, ante un cuadro de SIBO hay una serie de alimentos que se deben evitar. Es el caso de la leche y sus derivados, legumbres como lentejas o garbanzos, así como aguacate, manzana, pera, frutos secos, entre otros. Nara Seguros, ha querido señalar: “Una dieta FODMAP no está diseñada para seguirla toda la vida, sino que tiene un carácter transitorio de unas seis semanas, siendo la primera semana una fase más estricta. Cuando los síntomas han desaparecido, se va introduciendo poco a poco el resto de los alimentos, con el fin de ir reconociendo la intolerancia a algún alimento para eliminarlo de la dieta de manera definitiva”.

Relación entre el SIBO y el estrés

Entre las teorías más recientes, se considera que el SIBO es una respuesta del organismo interactuando con su microbiota para intentar solventar un problema de salud como puede ser un déficit nutricional o un problema metabólico, de ahí que sea fundamental realizar una evaluación completa del estado de salud y nutricional del paciente.

También es importante destacar que el estrés crónico tiene implicaciones orgánicas que pueden favorecer la proliferación de las bacterias y la aparición de SIBO. El estrés puede disminuir el ácido clorhídrico del estómago, aumentar el riesgo de colonización de microorganismos patógenos y alterar el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de alergias y enfermedades autoinmunes.

En definitiva, El SIBO es ya un trastorno cada vez más presente en nuestra sociedad. Sin embargo, con un tratamiento apropiado, se puede tratar de manera efectiva. Es cualquier caso, es esencial acudir a un especialista para obtener una orientación médica precisa y realizar cambios en el estilo de vida, de forma que se pueda recuperar la salud intestinal y mitigar los síntomas asociados al SIBO.

Fuente: Nara seguros