La anticoncepción de urgencia (AU) se define como la utilización de un fármaco, sustancia, mecanismo o dispositivo con la finalidad de prevenir un embarazo no deseado tras una relación coital desprotegida.

La AU es reconocida como una posibilidad de resolver un problema previamente generado, básicamente por la mala o nula utilización de un método anticonceptivo regular y, en este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) posiciona la AU como un recurso para la prevención primaria del embarazo no deseado. No obstante, es conveniente aclarar que la AU supone una segunda oportunidad para aquellas mujeres y parejas que han fallado en el uso de un método anticonceptivo pero en ningún momento puede, ni debe, sustituir al uso de algún método anticonceptivo regular.

Para mejorar la tasa de utilización de la AE y, por tanto, disminuir el número de embarazos no deseados y de interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), se han propuesto diferentes medidas entre las que destaca la necesidad de mejorar la educación e información, tanto del personal sanitario

como de la población general y la mejora en la accesibilidad a este tipo de recurso.
Como profesionales dedicados a cuidar de la Salud Reproductiva de las mujeres debemos ser conscientes de que la AU no debe reemplazar a la anticoncepción regular pero constituye un excelente complemento de la misma para la prevención primaria del embarazo no deseado.  Se ha calculado que cada año, gracias al uso de la AU, se previenen en Estados Unidos (EEUU) alrededor de 1 millón de interrupciones voluntarias del embarazo y 2 millones de embarazos no deseados que finalizarían en parto.

Con el objetivo de mejorar la accesibilidad de las mujeres a la AU y mejorar sus tasas de eficacia se han planteado diferentes estrategias: desde la libre adquisición sin receta médica en farmacias hasta la prescripción adelantada de la misma. La libre dispensación está en vigor, en nuestro país, desde hace 3 años y ha supuesto una notable mejoría en la accesibilidad a este recurso, disminuyendo el intervalo de tiempo transcurrido entre la relación desprotegida y el uso de la AU. No debemos olvidar que cuanto más precozmente se inicie el tratamiento, éste resulta ser más efectivo.

Los mayores recelos surgidos respecto a la libre dispensación y la prescripción adelantada se han planteado en relación a la posibilidad de que constituyan un factor de relajación para el uso de anticoncepción regular, de forma que las mujeres que se pudiesen favorecer de esta provisión libre o anticipada podrían abandonar el uso de su método anticonceptivo, mantener más relaciones sexuales sin protección y exponerse, como consecuencia, a un mayor riesgo de embarazo no deseado y de infecciones de transmisión sexual. Numerosos estudios clínicos, tanto ensayos clínicos como estudios observacionales, han demostrado que, en la mayoría de los países, las medidas de liberalización de la AU no se han asociado a peores resultados en los indicadores de Salud Sexual y Reproductiva. Hoy en día, la AU es un recurso necesario e imprescindible que presenta un balance riesgo-beneficio netamente positivo.

Iñaki Lete. Jefe de Servicio de Ginecología. Hospital Universitario Araba, sede Santiago. Vitoria. Profesor asociado de Obstetricia y Ginecología. Universidad del País Vasco