¿Qué papel juegan en la actualidad los AINEs en el tratamiento de las enfermedades reumáticas? Es decir, ¿hasta qué punto se han visto sustituidos por otros fármacos modificadores de la enfermedad, sean estos tradicionales o biológicos?

Eso depende de la enfermedad que consideremos. Es cierto que en determinadas patologías inflamatorias como la AR han sido, en gran medida, postergados por otros tratamientos (corticoides, FAME), aunque conserven cierto papel como tratamiento sintomático. Sin embargo, en otras enfermedades como espondiloartropatías o artritis crónicas infantiles continúan siendo los fármacos de elección como primera línea de tratamiento. Así mismo, son de elección en las artropatías microcristalinas y de amplísima utilización en patología mecánica, degenerativa o en los reumatismos de partes blandas.

¿Esta tendencia de progresiva sustitución de AINEs por otros fármacos, es más acusada en Atención Primaria, en Atención Especializada, o similar en ambas?

Yo creo que es difícil dar una respuesta global a este asunto pues depende de la patología que consideremos. No obstante yo creo que más que una sustitución generalizada, existe una tendencia a una individualización del tratamiento del dolor, atendiendo al perfil de comorbilidades del paciente. Así, puede que en determinadas circunstancias sea preferible el priorizar el uso como analgésico de un fármaco opioide frente a un AINE debido a las características del paciente. En este sentido, creo que quizás en determinadas especialidades hay un conocimiento más profundo sobre estas circunstancias que en AP, hablando de una forma genérica.

¿Por qué debemos seguir reivindicando la actualidad de los antiinflamatorios no esteroideos en el manejo de pacientes reumáticos?

Como se ha señalado anteriormente, los AINEs siguen constituyendo un tratamiento de primera línea en muchas patologías reumatológicas y una terapia complementaria en otras muchas.

¿En qué casos los AINESs nos aportan beneficios respecto de otros fármacos más innovadores?

Un ejemplo resulta la espondilitis anquilosante. Para esta enfermedad tenemos terapias biológicas muy efectivas. Sin embargo, sigue existiendo preferencia, como primera opción, el utilizar AINEs, dado que un porcentaje estimable de pacientes responderán a estos fármacos con un coste sanitario mucho menor y menor posibilidad de ciertos efectos secundarios.

¿Son apropiados los AINEs en todas las patologías reumáticas?

Esto es muy variable. En la mayoría de las enfermedades pueden existir manifestaciones que sean susceptibles de ser tratadas con AINEs, pero también existen otras en las que no lo están. Así mismo otro tipo de patologías reumatológicas (por ejemplo la patología infecciosa del aparto locomotor) no son indicaciones para el uso de estos fármacos.

Por último, ¿presentan los AINEs mayores problemas de interacciones con otros medicamentos que otros fármacos que habitualmente se emplean para el abordaje de enfermedades reumáticas?

No necesariamente. Es cierto que pueden plantear interacciones con los anticoagulantes, por ejemplo, o con los antiagregantes, pero también hay interacciones con otros fármacos utilizados en reumatología. No me parece que sea una característica distintiva.