El pediatra juega un papel fundamental en la detección del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y en el tratamiento inicial. Así lo destacaron los expertos reunidos durante el reciente 62 Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y en el que se presentó el libro TDAH en Pediatría, el primero en España específico para pediatras.

“TDAH en Pediatría es una herramienta muy útil y práctica que permitirá mejorar el diagnóstico precoz y por tanto el pronóstico, y reducir de manera significativa los problemas asociados al TDAH como son el fracaso escolar y los trastornos graves del comportamiento”, señala Pedro Javier Rodríguez Hernández, coordinador del libro, Doctor en Medicina y Psicólogo del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (Tenerife). “El pediatra es el primer y más importante eslabón en el diagnóstico y tratamiento inicial del TDAH, y, a partir de ahí, la coordinación entre especialistas y también entre el sistema sanitario y educativo es fundamental y necesario en todas las ocasiones”, añade este especialista.

El libro ha contado con la colaboración de los principales expertos nacionales en este trastorno.

Diagnóstico y tratamiento precoz para evitar problemas asociados al TDAH

TDAH en pediatría incide en la importancia del diagnóstico precoz, así como en el diagnóstico de la comorbilidad asociada al TDAH. En líneas generales, se acepta que hasta dos tercios de niños con TDAH presentan un trastorno comórbido a lo largo de su vida. El TDAH constituye por tanto un importante factor de riesgo para otros trastornos como los del aprendizaje o el trastorno por uso de sustancias (TUS).

Las dificultades en el aprendizaje es uno de los aspectos en los que el TDAH tiene un mayor impacto. De hecho, cerca de 80% de los casos con TDAH sin tratamiento tiene bajo rendimiento académico, y un 45% repetirá por lo menos un año escolar.  

En el caso del trastorno por uso de sustancias, las personas que durante la infancia han presentado un TDAH tienen mayor vulnerabilidad a las adicciones en la vida adulta, y a que su inicio sea más temprano y más grave. La prevalencia del TUS es de un 52% en las personas con TDAH, lo que prácticamente duplica el porcentaje en las personas sin el trastorno (27%).

Los trastornos de conducta disruptiva (TCD), de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, depresión, trastorno bipolar (BP) y trastorno de Tourett son otras de las comorbilidades que se contemplan en el caso de las personas con TDAH. La guía ofrece unas pautas concretas de actuación en cada caso y las opciones de tratamiento, -tanto farmacológico como no farmacológico-, más adecuadas en cada caso.