Con la llegada del verano, las personas con hiperhidrosis o sudoración excesiva se enfrentan a un factor de riesgo extra que puede empeorar aún más su condición: el calor. “Estímulos térmicos como las altas temperaturas del verano o el estrés pueden desencadenar episodios de hiperhidrosis más frecuentes en aquellas personas que padecen esta patología”, asegura el Dr. Adolfo Sanz, dermatólogo del Hospital Ruber Internacional de Madrid.

En España, entre el 0,6% y el 1% de la población -lo que supone un total de más de 300.000 personas- padece hiperhidrosis. Se trata de una patología cuya causa es desconocida, aunque tiene un componente genético ya que dos tercios de los pacientes tienen un familiar con hiperhidrosis. Ésta afecta a hombres y mujeres por igual y suele aparecer entre los 20 y los 25 años.

“El sudor es necesario, ya que regula la temperatura corporal, elimina el exceso de calor, expulsa restos de fármacos y reabsorbe sodio en épocas de intenso calor; sin embargo, cuando surge sin causas aparentes, no hay enfermedades de por medio y la sudoración excesiva es bilateral, simétrica y se presenta en axilas, cara o palmas de las manos o pies se trata de hiperhidrosis primaria localizada”, explica este especialista, también director médico de la Clínica Sanipiel en Madrid.

La hiperhidrosis afecta a la autoestima y los pacientes evitan incluso participar en actos sociales

La sudoración excesiva tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas. No sólo les limita su forma de vestir (se ven obligados a llevar, en muchas ocasiones, ropa ancha y de color negro), sino que también les afecta a la autoestima, a la seguridad en sí mismos, un gran porcentaje llega a evitar participar en actividades sociales y hasta se ven condicionados a la hora de elegir un trabajo u otro. En concreto, y según un estudio realizado entre personas con esta patología, un 34% piensa que sudar excesivamente en público es peor que tener miedo escénico y un 30% cree que produce más vergüenza que tener acné o sufrir obesidad.

El tratamiento con BOTOX®, una alternativa eficaz en el 93% de los casos

Entre los diferentes tratamientos disponibles para la hiperhidrosis, el Dr. Sanz explica que los antitranspirantes clásicos como el cloruro de aluminio “no son suficientes para limitar el sudor en estos pacientes y además pueden producir dermatitis en las zonas aplicadas”. Por otra parte, la estimulación eléctrica (iontoforesis) es una opción de segunda línea “ya que hay que aplicarlo cuatro veces a la semana y continuarlo en el tiempo”, apunta.

Sin embargo, BOTOX® está indicado para la hiperhidrosis primaria localizada, en aquellos casos donde los agentes tópicos han fracasado, y su efectividad es alta. “La satisfacción de los pacientes tratados por exceso de sudor axilar con toxina botulínica es evidente: el 89% está satisfecho con los resultados en la primera semana y hasta el 93% lo está en la semana 16”, explica este dermatólogo.

“Se inyecta en la piel en pequeñas dosis y actúa bloqueando las señales nerviosas que regulan las glándulas sudoríparas, reduciendo la cantidad de sudor”, manifiesta el Dr. Sanz, quien concluye que es un tratamiento además cubierto por el Sistema Nacional de Salud (SNS) y cuyos efectos pueden durar hasta 8 meses dependiendo del individuo.

¿Cuándo se trata de hiperhidrosis?


Cuando hay sudoración excesiva, localizada y visible, sin causa aparente, con una evolución mínima de 6 meses y al menos coexisten dos de las siguientes características:


  • Es bilateral y relativamente simétrica
  • Afecta a las actividades cotidianas
  • Hay un episodio mínimo a la semana 
  • Aparece antes de los 25 años
  • Existen antecedentes familiares
  • Hay ausencia de sudoración localizada durante el sueño

 

Fuente: Ketchum Pleon