Cada año se diagnostican en el mundo más de dos millones de casos de cáncer de piel no melanoma y más de 130.000 nuevos casos de melanoma, observando un incremento de la incidencia en los últimos años de entre un 3 y un 8 por ciento. Aunque este dato no es nada halagüeño, la buena noticia es que casi la totalidad de los cánceres de piel pueden ser curados si se diagnostican precozmente. De cara a las exposiciones solares estivales, hay que tener en cuenta el riesgo de la exposición solar excesiva, la necesidad de fotoprotegerse bien y de realizar visitas rutinarias al dermatólogo al menos una vez al año.

Lo primero que hay que saber para prevenir el cáncer de piel es que hay que tener una conducta saludable frente al sol: evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 horas y exponerse progresivamente. La ropa, por su parte, ha de protegernos eficazmente: sombreros, gorras, viseras, gafas y prendas confeccionadas con tejidos tupidos y con capacidad de filtrar los rayos solares. En lo que se refiere a la fotoprotección, hay que tener en cuenta el tipo de piel, zona del cuerpo y condiciones de exposición al sol. Ya nos han repetido hasta la saciedad que hay que aplicar la cantidad suficiente de crema 30 minutos antes de salir de casa, con la piel seca, y reaplicar cada 2 horas en líneas generales.

La autoexploración, por su parte, es sencilla y normalmente dura unos 15 minutos. Hay que realizar un autoexamen de la piel, consultando al dermatólogo siempre que apreciemos aparición de manchas, cambios de aspecto en algún lunar (tamaño, forma o color), picor o heridas en manchas previas. Para la detección de lunares peligrosos existe la regla mnemotécnica internacional del ABCDE que es fácil de entender visualmente:

A. Asimetría de las lesiones o lesiones con formas no redondas u ovaladas
B. Bordes irregulares o con prolongaciones
C. Cambios de coloración
D. Cambios del Diámetro de la lesión (aumento de tamaño)
E. Evolución de síntomas: Picor o sangrado de la lesión

Si detecta una lesión de la piel nueva o antigua, en forma de herida que aparece sin traumatismo previo, costra o verruga, que crece y no acaba de curar, o bien un lunar o mancha irregular, negruzca o no, que crece, cambia de forma, pica, sangra o se ulcera… acuda a su dermatólogo.

Todas las personas pueden padecer un cáncer de piel, pero su riesgo está aumentado si reúne una o varias de las siguientes condiciones: personas con fototipos bajos, de piel clara, ojos claros, pelo rubio o pelirrojo y con facilidad para quemarse y dificultad para broncearse; existencia de antecedentes personales y familiares de cáncer de piel o presencia de múltiples lunares en el cuerpo. A ellos hay que sumar que niños y adolescentes constituyen el principal grupo de riesgo de exposición por las características de su piel y la dificultad de controlar adecuadamente la aparición de quemaduras solares. Ojo también las personas que, especialmente durante la infancia o adolescencia, han presentado insolaciones o quemaduras solares repetidas y violentas o han tenido exposiciones solares intermitentes pero intensas, propio de las personas que sólo toman el sol durante las vacaciones. Y es que el efecto de la radiación solar es acumulativo, así es que también han de estar alerta los profesiones que realizan actividades al aire libre con exposición solar diaria (deportistas, trabajadores del sector de la construcción, agricultores, pescadores, etc.)

Mientras todos los tipos de cáncer han experimentado una reducción en las últimas décadas, los casos de melanoma se han incrementado un 1.200% en los últimos 15 años, creciendo alrededor de un 10% anual. Además, se prevé que una de cada cinco personas en Europa tendrá melanoma. El cáncer cutáneo es uno de los que con más frecuencia afecta al ser humano. Uno de cada tres cánceres diagnosticados en todo el mundo es cutáneo. Cada año se diagnostican en España 4.000 nuevos casos de melanoma y en Europa 62.000 casos de melanoma avanzado, con metástasis. Con todo, detectado a tiempo, tiene una altísima probabilidad de curación -entre el 90% y el 95%-, y, de hecho, las campañas preventivas han permitido que, pese a que cada vez haya más casos, la mortalidad se haya reducido también drásticamente (era de un 80% en 1940 e inferior al 15% en 2010).

Por todo ello, ¿por qué no hacemos una consulta anual al dermatólogo?

 

Dr. Miguel Sánchez Viera, dermatólogo, fundador y director de Instituto de Dermatología Integral, IDEI.