Eduardo González Zorzano¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más comunes y qué medidas preventivas podemos adoptar para ayudar a controlar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (ECV)?

Las enfermedades cardiovasculares más comunes son el infarto, la angina de pecho, la insuficiencia cardiaca, la hemo­rragia, el infarto cerebral, la hipertensión y la  hipercolesterolemia.

Las medidas de prevención deben centrarse fundamentalmente en llevar una alimentación saludable, como es la dieta mediterránea; no fumar; reducir las bebidas alcohólicas; dormir siete u ocho horas diarias; realizar ejercicio físico al menos 30 minutos al día; evitar el estrés y la ansiedad; y, a  partir de los 40 años, acudir al médico para que nos realice controles periódicos de los parámetros de glucosa, LDL colesterol y tensión arterial.

¿Cuáles son los principales factores de riesgo en ECV?

Según datos de un estudio epidemiológico llamado INTERHEART, existen seis variables independientes de la edad, el sexo o la zona geográfica del  paciente a las que se les puede atribuir el 90% del riesgo de presentar un infarto. Son las siguientes: tabaquismo, dislipemia, diabetes, hipertensión, obesidad y estrés.

Las patologías cardiovasculares no solo afectan al corazón sino también a otros órganos como pueden ser el cerebro, los riñones y otros. ¿Qué riesgos se corren?

Así es, las patologías cardiovasculares son multisistémicas, es decir, que afectan a varios órganos y producen un desarrollo anormal de múltiples partes del cuerpo. No sólo afectan al corazón, sino que comprometen casi simultáneamente al sistema vascular, a la función renal y a los sistemas nervioso-autonómico, músculo-esquelético y neuro-endocrino.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en España. ¿Cuántos fallecimientos se producen cada año en España por esta causa y qué perfil de personas tienen un mayor riesgo cardiovascular?

Alrededor de 120.000 personas en España mueren cada año por problemas cardiovasculares, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC). Se trata, efectivamente, de la primera causa de muerte en nuestro país, siendo, por sexos, la segunda en hombres y la primera en mujeres. El perfil predominante de la persona con riesgo cardiovascular es de una mujer, mayor de 55 años, con antecedentes familiares y fumadora, si bien estas características también pueden atribuirse a los hombres.

¿A qué se debe que las enfermedades cardiovasculares sean más letales en mujeres que en hombres?

Parece ser que el cambio hormonal que se produce en las mujeres durante la menopausia, concretamente la pérdida de estrógenos, está detrás de esta diferencia en género, y es debida a un aumento en los valores de colesterol y un exceso de acumulación de grasa.

La situación en España, ¿es la misma que en el resto del mundo? ¿Qué países tienen más altas cifras de decesos debidos a patologías cardiovasculares?

Según la American Heart Association, Rusia y los países del Este de Europa presentan las peores tasas de mortalidad cardiovascular por cada 100.000 habitantes. España se encuentra a la cola de esta lista, seguida tan sólo por Francia y algunos países asiáticos, como Japón. Esto se debe, entre otros factores, a los beneficios de la dieta mediterránea, pese a que cada vez comemos menos mediterráneamente.

¿Cómo se mide el riesgo cardiovascular?

Existen diferentes fórmulas para calcular numéricamente nuestro riesgo cardiovascular. Las más utilizadas son: la tabla de Framingham, la tabla de REGICOR (Registre Gironí del Cor) y la tabla de SCORE (Systematic Coronary Risk Evaluation). Las recomendaciones parecen avalar a REGICOR. Se trata del mayor registro poblacional hecho en España; actualmente cuenta con más de 10.000 participantes. Su ventaja sobre otras fórmulas radica en que se ha validado en población española y permite estimar el riesgo de acontecimiento coronario (angina, infarto de miocardio con o sin síntomas, mortal o no). Para ello, tiene en cuenta la presencia o ausencia de diabetes, consumo de tabaco, sexo y edad del paciente, su presión arterial sistólica y diastólica y HDL colesterol.  

La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de las ECV. Sin embargo, un tercio de los afectados desconoce que la sufren. ¿Qué pueden hacer pacientes, médicos y otros profesionales de la salud e incluso las administraciones sanitarias para corregir este infradiagnóstico existente?

Es importante realizar campañas de concienciación sobre este grave desconocimiento, que puede atajarse tomándonos la tensión en la farmacia o incluso en casa. A partir de los 40 años, independientemente de nuestro estado de salud, y sobre todo si tenemos antecedentes familiares, debemos chequear de forma periódica nuestra tensión arterial con un profesional sanitario que nos aconsejará sobre los siguientes pasos que debemos tomar.

¿Y qué consecuencias tiene encontrarnos con que un tercio de los hipertensos no saben que lo son?

Las consecuencias de este desconocimiento son muy importantes, ya que son personas que pueden sufrir un evento coronario grave que puede comprometer su vida. Concienciarse sobre la necesidad de tomarse la tensión y de seguir unos hábitos de vida saludables ayudará a disminuir esas cifras y a minimizar el riesgo de sufrir una enfermedad. En caso de descubrir una tensión elevada por encima de 140 y/o 90 mm de Hg, hay que acudir sin demora a un médico.

Por último, ¿qué relación existe entre las ECV y la diabetes, otra enfermedad muy prevalente y en continuo ascenso?

Hay muchos estudios que han evidenciado un aumento de la incidencia y la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares en pacientes con diabetes mellitus tanto de tipo 1 como 2. En parte, este hecho está justificado por una mayor carga de factores de riesgo cardiovascular, entre los que se incluyen hipertensión arterial, dislipemia y obesidad. Además, en el paciente diabético se produce un trastorno del sistema de la coagulación, alteraciones de la función plaquetaria, disfunción endotelial o inflamación crónica, entre otras situaciones.

Más allá de estos factores está el papel de la hiperglucemia por sí misma. En términos globales, estos múltiples factores de riesgo, junto con la hiperglucemia, implican un aumento de 2-4 veces el riesgo de cardiopatía coronaria y de mortalidad de origen cardiológico, en comparación con controles no diabéticos de edad y sexo similares.