El Dr. Antonio Gil-Nagel es una referencia internacional en la asistencia y la investigación en epilepsia, especialmente en el diagnóstico, la localización del foco epiléptico y la determinación de candidatos para cirugía de epilepsia refractaria. Además, dirige el grupo de especialistas de epilepsia de la Federación Europea de Neurología y es investigador de la Red Europea de Investigación en Epilepsia, actividades que le acercan y le involucran en el desarrollo científico de la especialidad. Cuenta con numerosas publicaciones en revistas y libros internacionales.

La investigación en epilepsia cada vez está más encaminada al estudio genético. ¿Es la clave para obtener un diagnóstico más certero?

La Genética ha entrado en todos los campos de la Medicina y no solo en el abordaje de la epilepsia y a través de la genética se están comprendiendo mejor muchas enfermedades. En epilepsia, los estudios genéticos permiten aclarar lo que está ocurriendo y con ello evitar más pruebas complementarias, tranquilizar a las familias porque por fin se sabe lo que ocurre y, rara vez, aunque ya se ha dado en alguna ocasión, mejorar el tratamiento, pero eso no es lo habitual. La mayoría de las veces el aspecto genético no influye en el tratamiento.

Las terapias farmacológicas son la base del tratamiento de la epilepsia y últimamente contamos con novedades en este campo. ¿Cuáles son?

En el campo de la epilepsia nos encontramos que últimamente contamos con novedades muy interesantes como perampanel, que aún no se ha comercializado en España aunque sí está aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), o como fue la lacosamida. No es una cuestión en la que se pueda jerarquizar qué tratamientos son mejores que otros. También en cirugía de la epilepsia ha habido grandes avances, por tanto cada novedad constituye una nueva vía de tratamiento que antes no teníamos.

Una de estas últimas novedades es midazolam bucal. ¿Cuáles son las características de este fármaco?

Midazolam bucal es una opción farmacológica para tratar crisis epilépticas de forma aguda. Normalmente la epilepsia se trata con medicación constante, todos los días, pero en ciertas circunstancias se puede echar mano de una medicina para parar crisis o para impedir que estas crisis se hagan más graves. Para esto se utilizan benzodiacepinas. Hasta ahora lo que teníamos eran tratamientos que, o bien tenían una vía de administración poco práctica como es la vía rectal, o bien estos fármacos no estaban preparados para ser utilizados de manera rápida y tardan demasiado en hacer su acción y, por tanto, no estaban preparados para ser aplicados en el caso de la epilepsia. A partir de ahora contamos con este nuevo medicamento que cumple una serie de requisitos que son muy apropiados para tratar una crisis de forma aguda (crisis que se producen en el ámbito extrahospitalario).

Midazolam tiene una vida media corta por lo cual los efectos adversos enseguida ceden, se absorbe de manera muy rápida por cualquier mucosa (en concreto la mucosa oral) y se presenta en un sistema de dispensación muy cómodo que se utiliza rápidamente y que ha permitido una aprobación para el uso pediátrico, cosa que antes no teníamos tampoco.

Aparte de los tratamientos farmacológicos, encontramos en la cirugía otra alternativa para tratar la epilepsia. ¿Para cuántos pacientes es esta una opción exitosa?

Aproximadamente el 20% de los pacientes epilépticos que no responden a tratamiento farmacológico (fármaco resistentes) se pueden operar. Hoy en día observamos que con una técnica de diagnóstico que se llama estereoencefalografía el grupo de enfermos que se benefician es mayor, aunque no dispongo de cifras exactas.

Normalmente solo se plantea una cirugía cuando las posibilidades de éxito son altas y en las mejores situaciones se consigue el control completo de las crisis en el 80% de los pacientes. Sin embargo, otras veces la opción quirúrgica se utiliza como tratamiento paliativo en pacientes que sufren un tipo de epilepsia muy grave, con riesgo de muerte o lesiones graves y en esos casos puede que no consigas el control completo pero sí mejorar la situación y evitar problemas médicos mayores.

También están al alcance de los especialistas otras técnicas como la estimulación vagal, la resección gamma-bisturí o la estimulación cerebral eléctrica. ¿Gozan de eficacia probada?

Estamos hablando de técnicas muy diferentes unas de otras. La estimulación vagal y la estimulación cerebral eléctrica son técnicas paliativas que solamente se utilizan cuando la epilepsia no se puede localizar y no se puede operar (además, por supuesto de que es resistente a fármacos). En cuanto a la radiocirugía gamma es casi una alternativa a la cirugía cuando el foco epiléptico está muy bien delimitado, está perfectamente visible en la Resonancia Magnética y tiene un tamaño inferior a 9cm3.

Por último, ¿considera que la formación en epilepsia en nuestro país está al nivel de otros países de nuestro entorno o se deberían hacer más esfuerzos para ofrecer al paciente una mejor atención?

Hoy por hoy todavía no es así. En España aún no se ha desarrollado un sistema de sobre-especialización o subespecialización en epilepsia y por lo tanto no existe financiación para ello y los neurólogos deben hacerlo de una forma no oficial. La formación en epilepsia en otros países requiere después de la Residencia de Neurología un mínimo de un año (y la mayoría de las veces dos años) de trabajo con responsabilidad creciente en un centro de epilepsia (por supuesto un trabajo remunerado como es el periodo de residencia) y esto, hoy por hoy, no existe en España, lo cual es muy desafortunado.