El tratamiento anticoagulante (TAO) “afecta a cerca del 2% de la población española mayor de 16 años y requiere importantes recursos sociosanitarios para su seguimiento y control”, según ha explicado el doctor Eduardo Tamayo, médico de familia del Centro de Salud de Gros, en Guipúzcoa, durante su intervención en la 2ª Jornada de Formación a Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares, organizada por la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados (AMAC), con el apoyo del Ayuntamiento de Aranjuez y la Dirección Asistencial Sur de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud. En este contexto, “el autocontrol del INR (índice de coagulación) se perfila como una estrategia clave para la sostenibilidad y eficiencia del Sistema Nacional de Salud (SNS)”, señala.

El experto está convencido de que “el paciente anticoagulado es perfectamente capaz de responsabilizarse de su propia salud si se le facilitan las herramientas adecuadas”. Según diversos estudios, el autocontrol del INR “mejora considerablemente los resultados clínicos de este grupo de población, reduciendo posibles complicaciones”, explica. De cara al sistema sanitario, “disminuye la presión asistencial de médicos y enfermeros, permitiendo una mejor estructuración de las funciones del personal sanitario”. Por todo esto, el doctor Tamayo aboga por la inclusión del autocontrol para pacientes con TAO en las carteras de prestaciones de los servicios de salud. “La implantación de este sistema es perfectamente factible y debe hacerse de forma paulatina y progresiva”.

Diagnóstico precoz, clave en fibrilación auricular

La fibrilación auricular es la arritmia mantenida más frecuente y su prevalencia aumenta con la edad. Estudios recientes confirman la existencia de un millón de pacientes en España, de los que más de 113.000 se concentran en la Comunidad de Madrid. Es causa de insuficiencia cardiaca y de embolias, fundamentalmente ictus. Para la doctora Isabel Egocheaga, médico de familia del Centro de Salud Isla de Oza, en Madrid, “es importante diagnosticar precozmente esta enfermedad mediante la realización de electrocardiogramas para implementar el tratamiento más adecuado cuanto antes, con dos objetivos claros: prevenir la formación de trombos en el corazón y, por tanto, el ictus (con medicamentos anticoagulantes), y mejorar los síntomas de la arritmia (con fármacos que controlan la frecuencia cardiaca)”.

A pesar de los grandes avances de los últimos años, “no hay que olvidarse de que la anticoagulación es un tratamiento crónico que requiere de un paciente comprometido con su salud y conocedor de su enfermedad”, apunta la experta. “El cumplimiento terapéutico y el correcto autocuidado son muy importantes para la seguridad y eficacia de los anticoagulantes, ya sean los tradicionales antivitamina K o los nuevos fármacos orales de acción directa”, añade. Precisamente, las estrategias autonómicas de atención a pacientes con enfermedades crónicas -como la recientemente presentada en Madrid- “redundan en la necesidad de que estas personas cuenten con la información adecuada y suficiente que les permita tener una actitud activa y comprometida”.

Posibilidades de la Web 2.0

Por su parte, José Abad, enfermero experto en telemedicina y colaborador de la Escuela Universitaria de Enfermería de la Fundación Jiménez Díaz, ha expuesto las posibilidades y ventajas que ofrece la Web 2.0 para los pacientes anticoagulados. “Debido a sus necesarios controles y a la posibilidad de complicaciones, la utilización de fármacos anticoagulantes orales produce cierta dependencia médica que puede influir en la vida de quienes los toman”, apunta. “Proyectos innovadores basados en la Web 2.0 pueden incrementar la información disponible sobre la enfermedad y su tratamiento, pudiendo llegar incluso al autocontrol de la misma con una disminución de los riesgos asociados”. Vi.Vu, OnSalus, Aorana, Mi Salud en Red, Vive la Salud y Forum Clinic son algunas de las experiencia llevadas a cabo en este ámbito.

“La enfermería juega un importante papel en este ámbito: no solo se centra en la realización de pruebas de control del INR en el paciente anticoagulado, sino que también trata de educarle en el autocuidado de su enfermedad y en el fomento de hábitos de vida saludable, además de apoyarle desde un punto de vista psicológico”, afirma el experto. “Para desarrollar al máximo su labor, la enfermería puede ayudarse de las nuevas tecnologías (como la Web 2.0), que permiten adaptarse a las necesidades del paciente de forma eficaz y eficiente, en el marco de un sistema sostenible”. La prevalencia de las enfermedades crónicas aumenta rápidamente, por lo que “los modelos sanitarios deben adaptarse a esta nueva realidad, pasando de resolver síntomas a controlar exacerbaciones”.

“La implantación del autocontrol en TAO, la formación de los pacientes anticoagulados y el uso de las nuevas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y la telemedicina son nuestras principales demandas como asociación”, explica Juan Manuel Ortiz, presidente de AMAC. En este contexto, “esperamos que la Comunidad de Madrid siga colaborando con nosotros en el impulso de ambas iniciativas y se convierta así en un referente nacional”, añade. El experto denuncia la “gran variabilidad interautonómica” que hay en este ámbito y pide a las comunidades que inviertan “muchos más recursos” en la formación de sus pacientes anticoagulados con el objetivo de mejorar su calidad de vida.

Este encuentro se ha celebrado con motivo del Día Mundial del Corazón (29 de septiembre) y ha tenido como principal objetivo poner de manifiesto el importante papel que desempeña tanto el centro de salud como la farmacia en el abordaje de la fibrilación auricular y en la prevención del ictus, aunque también se han tratado aspectos tan relevantes como los nuevos anticoagulantes orales (NACOs), el autocontrol del INR o el ePaciente y la Web 2.0.

 

Fuente: Berbés Asociados